Sintomatología depresiva en la vejez


Cuquita de Anda.-

(Segunda de tres partes)

La identificación de la depresión en la vejez se ve dificultada por su frecuente presentación atípica. Por ejemplo, Paul (1993) considera que la depresión en las personas mayores tiene un mayor componente de somatización. Considerar  que la sintomatología depresiva presenta algunos detalles en la vejez se ha traducido en la construcción de algunos instrumentos específicos para evaluarla. De este modo, en la construcción de la GDS, sus autores (Yesavage et al. 1983) han establecido reactivos para evaluar los síntomas subjetivos de la depresión sin los componentes somáticos.

Fogel y Fretwell (1985) han sugerido una configuración típica de síntomas de la depresión en la vejez que han designado como “síndrome de depresión”, caracterizada  por sentimientos de falta de utilidad, falta de interés por las cosas, pérdida de apetito, desesperanza, pensamientos de muerte y suicidio. Mc Neil  y Harsansy (1989) consideran que existen diferencias en la depresión  debido a la edad que se pueden relacionar con diferencias cualitativas entre la depresión  de las personas mayores y de los jóvenes, el hecho de que la depresión en las personas mayores se ve más influida por la salud física que en otros grupos de edad.

Podemos organizar la sintomatología de la depresión de las personas mayores  en síntomas, físicos, disfóricos, conductuales y cognitivos. Los síntomas físicos pueden incluir 1) problemas de sueño, 2) agitación o retraso psicomotor, 3) pérdida de apetito; 4) alteraciones metabólicas; 5)inseguridad en relaciones; 6)dolores de cabeza; 7)disminuciones de la libido; 8) problemas  y enfermedades físicas, y 9) deterioro de las funciones cerebrales  (Koening, 1999; Kraaij y Garnefski, 2002; Waters y Goodman, 1990). Los síntomas  disfóricos son el humor de desesperación, la reducción del impulso y dolores mentales asociados a experiencias físicas (Cavanaugh y Blanchard-Fields, 2002). Los síntomas conductuales pueden hacerse expresos a través de déficit  puede consistir en una reducción en las actividades sociales y actividades físicas y verbales, mientras que los excesos  pueden incluir elevados sentimientos de culpa y demasiadas quejas sobre la situación actual. Los cambios conductuales pueden incluir la suspensión de llamadas a médicos y toma de medicinas transmitir las frustraciones a la familia gritándoles y la discontinuidad en la realización de actividades placenteras que antes hacían en conjunto (Zeiss y Steffen, 1996). También se puede constatar en las personas mayores con depresión retraso psicomotor y dificultades en la atención (Stickle y Onedera 2006). Otros  cambios conductuales y cognitivos que pueden presentar son disminución de la productividad mental, sentimientos  de inutilidad y desesperanza y pesimismo (Knight, 2004).