Teodoro de San Buenaventura.-
Cuando nuestra alma, átomo de luz que ilumina nuestra conciencia, nos permite columbrar la existencia de los reinos: Mineral, vegetal, animal, humano y divino, sus bellezas, leyes naturales, sociales y celestiales que podemos aprovechar a nuestro libre albedrío para nuestro bien y/o desgracia, ¿a qué conclusión llegamos? No hay otra: Más que la existencia de una potente luz mental creadora de todo lo creado a la que en todos los idiomas llamamos Dios.
Dicha luz y energía están en todo, y todos estamos en ella. Dios es equilibrio y armonía perfecta. Su única ley, la Ley del Amor. Después de la creación de las huestes celestiales (millones de seres -invisibles al ojo humano-) que vigilan galaxias y planetas en el inconmensurable Universo, en el reino humano se nos dota de inteligencia para extraer alimentos, medicinas y transformar satisfactores de los tres reinos inferiores (mineral, vegetal y animal).
Jesús nos dejó dicho: “Sed perfectos, como mi padre que está en los cielos es perfecto”.
Si nosotros tiramos basura en la calle y no mantenemos limpio el patio de nuestra casa, cuerpo, ropa y alma, nuestra inteligencia es similar a la de un cerdo.
Si somos rencorosos, ladrones, criminales, es el diablo quien maneja nuestro cuerpo y cinco sentidos a su antojo, cubriendo nuestra alma con un manto de lodo empapado en placeres mundanos que conducen a la muerte.
Todos estamos justo a tiempo de hacer lo que el hijo pródigo: Retornar al hogar de nuestro amado padre Dios. ¡Bendito y poderoso, yo soy!, siendo buenos y practicando el bien.
Pilón. Así como por la gracia de Jehová, Virgilio tiene muchas posibilidades de llegar a gobernador, la niña flaquita y bonita de Tapeixtles, Gaby Benavides, con su loable experiencia política, sus cinco años como magistrada en el Tribunal Superior de Justicia en el estado y su corazón de oro para hacer el bien, votos de la ciudadanía manzanillense le sobrarían para llegar a la curul del poder ejecutivo del más bello municipio del mundo, Manzanillo.
Remarco lo dicho por Pablo de Tarso: “Orad siempre gozosos y por todo dad gracias a Dios”. De Conny Méndez: “Que una alegre sonrisa adorne siempre nuestro rostro”. Amén, amén.